Las sillas
Detenida a un lado del camino, me parece que los días a veces pasan muy lentos y otros muy rápidos. Miro y espero paciéntemente ese día que digo necesitrar. Ese día que pienso me va a liberar de tosas mis argumentadas certidumbres, ese día que me permitirrá dejar de lado toda desconfianza, intriga, temor o cobardía que puedo tener.
Creo que estoy a un lado porque todavía no me animo a retomar el camino, porque no sé donde va, porque no lo reconozco y porque el solo hecho de pensar en recorrerlo me porduce algo tan raro, que no me animo a dar el paso. Es ahí justo en ese momento cundo aparecen las "sillas", esas cómodas butacas que me invitan a quedarme ahí, a seguir a un lado mirando pasar el resto de los días, con la excusa de darle una oportunidd a mi tiempo.
Creo que estoy a un lado porque todavía no me animo a retomar el camino, porque no sé donde va, porque no lo reconozco y porque el solo hecho de pensar en recorrerlo me porduce algo tan raro, que no me animo a dar el paso. Es ahí justo en ese momento cundo aparecen las "sillas", esas cómodas butacas que me invitan a quedarme ahí, a seguir a un lado mirando pasar el resto de los días, con la excusa de darle una oportunidd a mi tiempo.
Pero no puedo, o por lo menos así debería pensar. Todo indica que debo tomar una desición: Me adentro en el camino o me quedo cómodamente sentada en la estática de los días? Creo que lo más sano es avanzar o en su defecto retrodecer, pero no quedarme estancada como lo estoy ahora.