Uff… definitivamente soy una desubicada. Pero no en el mal sentido de la palabra. Lo que pasa es que cuando me pongo nerviosa me da por reirme. Lo malo es que no son simples sonrisitas sino risas que es imposible disimular y las que son miradas más de una vez como “que desubicada esta mina” pero bueno…de verdad que me es imposible aguantarme.
La peor parte me la llevo en los funerales, ¿desubicada? Es muy probable, pero es que no hago más que entrar a un funeral y me empieza a dar la risa. Lo he analizado muchas veces y llegué a la “conclusión” que parece me pongo tan nerviosa que, sólo atino a reirme.
Hace unas semanas fui al funeral de la abuelita de una amiga. Yo no la conocía mucho así que en cierta manera fui sólo por acompañarla. La risa me atacó desde el principio hasta el final. De partida, al parecer el cura se había tomado todo el caliz, es que de verdad no se le entendía nada, el che copete o el coco Legrand la hubiesen hecho mejor. Después al sujeto en cuestión se le olvidó el nombre de la abuelita de mi amiga…jajaja…la risa comenzaba a apoderarse de mi y de mi amiga ( no de la nieta, obviamente).
Logramos calmarnos y, todo iba en completa normalidad hasta cuando al curita se le ocurre decir si es que alguien quiere subir a decir algunas palabras sobre la señora. Después de muchas miradas sube una mujer quien recordó con mucho cariño a la abuelita de mi amiga hasta pronunciar “ bueno, nosotros le decíamos cañita…pero con mucho respeto ahh” ahí nos resultó difícil contenernos sobretodo cuando continuó diciendo “ahí está mi hijo” apuntando desde pulpito hacia abajo, nadie entendía qué pito tocaba el hijo ahí, pero prosiguió “ él jugaba mucho con el hijo de la cañita” la señora se empezó a desviar, desviaaaaar, y desviaaaaaaaaaar hasta que llegó un momento en que hablaba de su vida y de las cosas difíciles que le había tocado vivir… (se merecía la risa no?). Bueno, hacíamos lo que podíamos, conteníamos lo que podíamos hasta que sube otra señora al púlpito diciendo que van a cantar el himno de uno de los centros de abuelitas a los que pertenecía “la cañita” y ahí empezó otro show. La señora no se sabía la letra y se le olvidó que estaba con micrófono en mano así que dijo cosas como “ ayyy no veo nada, es que no traje los lentes…vejez (jajaja pronunciaba la últimas palabras de las estrofas) hasta que de la quinta fila vino una de sus nietas, supongo, para que pudiera cantar….a todo esto el curita ya se había puesto sus lentes y trataba de quitarle la hoja con el himno, que ella no soltó ni por si acaso…..jajaja.
Admito que soy desubicada pero es que este funeral fue un poco para la risa